Con motivo del DÍA DE LA LECTURA EN ANDALUCÍA, la escritora Carmen Ramos escribió la ALOCUCIÓN CIUDADANA. Su lectura fue simultánea en todas las provincias de Andalucía. El acto celebrado en Málaga estuvo presidido por el Delgado de Cultura de la Junta de Andalucía, quien realizó su lectura. |
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DÍA DE
LA LECTURA EN ANDALUCÍA
ALOCUCIÓN CIUDADANA
Todos los que sentimos curiosidad y buscamos
respuestas a través de los libros somos seres privilegiados. Amamos la huella
indeleble de las páginas escritas, por eso alentamos a toda la ciudadanía a
seguirlas y así, unidos, proclamemos públicamente nuestro compromiso de proteger
y cimentar el camino hacia la lectura, con optimismo, entusiasmo y libertad.
Hoy es un día especial de extraordinaria trascendencia para los andaluces, pues
celebramos dos acontecimientos de nuestra historia literaria: el encuentro en
Sevilla de la Generación del 27, para rendir homenaje a la figura de Luis de
Góngora, andaluz universal e insignia del viaje poético de esta generación y el
nacimiento de Rafael Alberti, destacado miembro de ella. Ambos acontecimientos
convierten esta fecha, 16 de diciembre, en la más idónea para celebrar el Día
de la lectura en Andalucía.
Estos escritores unidos por amor a la palabra escrita, nos regalaron una
partitura lírica de extraordinaria profundidad temática, en la que mezclaron la
estética popular con las emociones arrebatadas.
Luz, soledad, amor, nostalgia, paisajes, que dirían ellos, en cualquier lugar,
¡Lee Andalucía!
LEER, sí, para que el alma de los libros siempre esté despierta a la
búsqueda de un lector con el que compartir la magia de la lectura y la aventura
de las palabras.
LEER, no cabe duda, para que nuestros hijos lean y poder compartir su
satisfacción cuando descodifiquen sus primeras letras o descubran los cuentos y
sus encantamientos, porque si nos hacemos cómplices de estos hallazgos,
crearemos lazos afectivos insospechados.
LEER, claro, para aprender a escuchar la voz de los libros, el corazón de
los hombres o mujeres que los escribieron. Sus ideas, sus palabras, sus
motivaciones, sus penas o contentos y entender que lo hicieron sin importarles
los límites, los horizontes vetados o las críticas.
LEER, evidentemente, para cultivar la capacidad de comprender las
múltiples facetas evolutivas de la sociedad, sabedores de que la lectura es la
primera puerta que atravesamos hacia la libertad, el conocimiento, la
diversidad, el éxito, la educación, hacia las ganas de vivir.
LEER, por supuesto, y descubrir que los libros tienen recursos
inagotables para hacernos crecer en armonía con nuestro yo y el mundo que nos
rodea convirtiéndonos así en parte activa de su evolución y de su historia.
LEER, cierto, para que la vida de los libros y sus protagonistas nos
hagan pensar y viajar hasta esos lugares a los que la imaginación nos lleve. Es
extraordinario comprobar que una sola palabra reproduce imágenes diferentes en
cada mente. He aquí una de las claves más fascinantes de la lectura.
LEER, indudablemente, para aceptar el reto de los libros. Ellos nos ponen
en la tesitura de enfrentarnos con nuestra existencia, al vivir paralelamente la
de los personajes o escenarios que los habitan. Solucionando sus interrogantes
arrojamos un haz de luz a los nuestros, al reír sus alegrías, cantamos las
propias, al atravesar un río de papel lo convertimos en algo real, transparente
y tangible.
LEER, porque un texto escrito, cincelado, tallado en una piedra, dibujado
en un papiro o pasado a un disquete, conforma la memoria, la cultura y la
esencia del colectivo humano.
LEER, sencillamente, para alejarnos de la rutina, de la pasividad, porque
este hecho es la pizca de rebeldía que nos hará salir del inmovilismo y nos
conducirá, sin apenas darnos cuenta, al placer de la lectura. Coger el libro que
nos apetezca y leerlo, saborearlo, disfrutarlo, vivirlo, imaginarlo. Esta
emoción, deslizándose ante nuestros ojos, transitando nuestro ingenio, nos
creará sensación de plenitud.
LEER, por el deseo de LEER.
Celebremos pues este día esgrimiendo estos u otros argumentos, ¡hay tantos!
Importante es no dejarlo para luego, no nos quedemos en el prólogo de la
lectura, en el umbral de un universo fantástico que nos pide un acto de
voluntad, sí, pero nos devuelve intereses infinitos. No nos perdamos esta
empresa y no se la neguemos a nadie. Disfrutemos de la experiencia apasionante
de LEER.
Vivamos hoy, mañana, siempre, el sueño de Alberti. Seamos marineros de letras,
barqueros de relente, nostálgicos de lunas, para sentir con alegría el enigma de
abrir un libro y... ¡¡ LEER!!
CARMEN RAMOS
16 de diciembre de 2006