Vereis: escribir,
leer es disfrutar de la fantasía,
de las aventuras de las palabras. Las palabras se convierten
en un puzle extraordinario, que lleno de personajes, aventuras,
misterio, colores o sabores, es manejado por el escritor o
escritora, como es mi caso, de tal manera que si las piezas
no encajan las vuelve a recolocar hasta que da con la clave
de la narración.
En todo este proceso yo disfruto como escritora. Contar
historia me hace sentir que parte de esa historia, que ese personaje
que creo, siempre vivirá y no desaparecerá de mi
mente, ni de las de aquellos que luego la lean. Así se
extenderá, se hablará de ella y siempre estará viva,
sana, libre. Nunca caerá en el olvido, ni quedará empolvada
en las mazmorras de una casa, de una biblioteca, o en las cajas
sin abrir de una editorial.
Por eso mi caja, la Caja de las
palabras mágicas siempre está abierta a nuevos retos, a nuevas relatos,
a otros personajes ya sean reales o imaginarios, traviesos, aventureros,
chiflados, pequeños o grandes.
Pues siempre habrá chismes que recoger en mi cuarto,
o en el vuestro. Jamás Camila dejará de viajar de
un libro a otro acompañada de su amigo Álvaro y
de las hierbas azules o verdes, pero mágicas, de su tía
Calidora. Nunca su armario dejará de asombrarnos porque
para ese fin fue creado por mi mente y habita a mi lado.
Y sé que viajaré en el tiempo una y otra
vez, acompañando a Damasco en el interior de su torreón árabe
para conocer personajes como Maliba, la princesa atrapada o el
Señor de las arenas. Tal vez el malvado Nusayr me rete
a que narre sus nuevas fechorías a lomos de un caballo
que galope contra el viento desafiando peligros y hechizos.
Para ellos me refugiaré en la Gruta
de los esqueletos, en
la de Los libros que Hablan, o en la de Los
Cristales de Naica, los de La Montaña de Fuego. Estos
lugares escritos están
ya, y en mi imaginación vivirán para siempre.
Pero por muchos héroes que cree, por muchas historias
que escriba, no cobrarán vida hasta que vosotros las leáis. No
hay personajes, aventuras, o viajes sin lectores que aviven las
palabras y la fantasía.
Así que leed
porque las palabras y las historias os llevarán a vivir
vidas extraordinarias.