Soy el libro en el que se narran extraordinarios sucesos e increíbles aventuras. La misión que se me encomendó no es otra que la de liberar de estas páginas: palabras, hechos, lugares y personajes, que cambiaron la historia. Rescatar, de algún modo y con un fin inexplicable, la vida que fluye de ellos.

Fueron elegidos por la mano misteriosa del destino, éste los aguardaba silencioso y agazapado en lo más recóndito de un torreón. Todo ello formó un espejismo reflejado por una luz secreta, en un río de lunas que corría sobre la hoja afilada de un hechizo.

Alguien, más sabio que yo, me contó lo que en mí puede leerse, dejé que me impregnara con sus enseñanzas y usé las palabras como torrentes que invaden un papel en blanco decididas a llenarlo de imaginación y proezas. Así surgió un mundo de la nada y una tierra sin tiempo.